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lunes, 15 de julio de 2019

Un cuento






Había una vez un cuento tan pero tan grande que los duendes de los cuentos no sabían donde guardarlo.
Al duende más Orejón se le ocurrió guardarlo en el fondo del mar.
Y todos juntos trasladaron con mucho esfuerzo hasta el mar.
Cuando comenzaron a llevarlo hasta el fondo, se dieron cuenta que algo raro pasaba en él. El agua salada despintaba las letras y el cuento se borraría.
Inmediatamente lo sacan del agua del mar.
Y ahora… ¿A dónde lo llevaremos?
Todos los duendes de los cuento pensaban y nada se les ocurría.
El duende más dientudo dijo a los gritos:
-Al desierto, allí lo llevaremos.
Y nuevamente todos los duendes  trasladaron con gran tenacidad este cuento tan pero tan grande.
Llegaron al desierto y se dieron cuenta que algo raro pasaba en él. La lluvia de arena hacia pequeños agujeros en el cuento y se rompería.
Inmediatamente lo alejaron del desierto.
Y ahora… ¿A dónde lo llevaremos?
Todos los duendes de los cuento pensaban y nada se les ocurría.
El duende más estudioso dijo a los gritos:
-Al bosque, allí lo llevaremos.
Y nuevamente todos los duendes  trasladaron con gran voluntad este cuento tan pero tan grande.
Llegaron al bosque  y se dieron cuenta que algo raro pasaba en el. Las coníferas hacían agujeros,  más agujeros y más agujeros.
El cuento y se rompió en mil pedazos.
Los duendes de los cuentos estaban muy tristes y preocupados, pensando que podían hacer ahora.
Todos los duendes de los cuento pensaban y nada se les ocurría.
El duende más ingenioso dijo a los gritos:
-uniremos las partes y haremos pequeños libros que pondremos en unos estantes.
Y así nacieron las bibliotecas. 


miércoles, 15 de mayo de 2019

Maestria en Educacion





Sujeto a  cambios.
Maestría en Educación – Curso: Problemas  Contemporáneos de la Filosofía de la Educación  

                                                        Año 2019



Sujeto a  cambios.
Maestría en Educación – Curso: Problemas  Contemporáneos de la Filosofía de la Educación  

 

 

INTRODUCCION


            Hablar  hoy   del sujeto de la posmodernidad, el que surge cuando se desvanece el ideal hombre europeo  como modelo supremo, caracterizado por su autonomía basada en su  voluntad, decisión y valor. Sin olvidarnos que se constituye sobre  un sujeto racional  quien revela su existencia a través del poder divino de Dios, buscando la certeza y  la verdad científica. Es hablar, también del sujeto de aprendizaje, del que habita nuestras aulas.
            La  imagen[1] del sujeto se va resignificando y modelándose a los distintos movimientos artísticos, culturales, literarios y filosófico del siglo XX, que se extienden hasta nuestros días, definidos en diversos grados y maneras por su superación de las tendencias marcadas  en la Ilustración, modernidad y posmodernidad.


EL SUJETO DE LA MODERNIDAD


            El sujeto de la Ilustración es aquel que fue liberado del tutor, de quienes le decían que hacer, esta condición que le brindaba una sensación de comodidad[2], la cual le es difícil dejar atrás, ya que constituye su zona de  confort, en la que se encuentra cómodo y no necesita poner en uso su entendimiento,  ni su libertad.
            A pesar de las dificultades, se encuentra protegido bajo su condición de minoridad, expresión que usa Immnuel Kant en el texto ¿Qué es la Ilustración? En Filosofía de la Historia para definir al hombre de la ilustración. En la que el autor usando esa expresión trata de exponer que recibe la protección de otros, sin la necesidad de exponerse a sus propias acciones.
Comenzar a pensar por sí mismos, haciendo uso de su libertad en la que encuentra limitaciones relacionadas con el uso público y privado. En el ámbito privado debe restringir su voluntad ya que debe obedecer a su superior en sus obligaciones como ciudadano que deberá hacerse cargo  de la república y sus funciones.
¿Actualmente, vivimos en una época que se asemeja a la del sujeto de la modernidad?
Este interrogante surge porque el sujeto actual, tiene ciertos puntos de intersección  con el sujeto de la Ilustración, comparándolo con el sujeto que encontramos en el aula,  el  que forma parte de un Sistema Educativo que se construyó en el reflejo del espejo de Ilustración.
Nuestras escuelas surgen cuando está en riesgo la Identidad Nacional brotando  desde el seno ideológico de aquellos que se relacionaron con la Ilustración, la necesidad de construir un ciudadano comprometido con la sociedad civil.
¿Podemos afirmar que ese proyecto se concretó positivamente?
¿Encontraremos algunos indicios que nos den respuestas?
  

 

SUJETO DE LA POSMODERNIDAD

           
            En palabras de Vattimo[3] la modernidad desaparece cuando no es posible de hablar de la historia como una entidad unitaria, implicando la existencia de un centro alrededor del cual se reúnen y ordenan los acontecimientos, desvaneciéndose el ideal de hombre europeo moderno  o sujeto ilustrado.
Comienza la crisis en varios puntos constituyentes de la modernidad, entre los que se encuentra la concepción unitaria de la historia y la idea de progreso.
Surgiendo la "sociedad de la comunicación”, referida por este autor, la que  da inicio a una sociedad posmoderna en la cual los medios de comunicación desempeñan un papel de gran importancia, que se caracteriza como compleja, caótica y en este escenario se desarrollan las esperanzas de emancipación.
En este contexto todo es objeto de información, es el momento en que se liberan las múltiples culturas,  las diferencias y  los "dialectos", todo esto hace que pase al olvido el ideal de “Sociedad transparente”. La imagen de la realidad es el resultado del entrecruzamiento de imágenes contaminadas de múltiples interpretaciones, distribuidas por los medios de comunicación que compiten mutuamente.
En efecto, en la postmodernidad es muy importante el papel que desempeñan las nuevas tecnologías y los medios de comunicación y su irrupción en las sociedades actuales. Tal es así que, por ejemplo Vattimo, señala que los mass media son los instrumentos que más han contribuido a determinar el paso de nuestra sociedad moderna la postmoderna: sobre todo al ser causa determinante de la disolución de los puntos de vista básicos de los grandes relatos. Así pues, hemos de advertir que esta “sobredosis” de información fragmentaria, no siempre tiene porqué conducir a un mayor enriquecimiento de los puntos de vistas y criterios de análisis, ni a la conformación de una cultura más rica y plural, sino que puede conducir a una mayor confusión y perplejidad, a una mera acumulación de perspectivas sin estructurar en esquemas de pensamiento.
Y es que el sujeto en este contexto multiforme y fragmentado tiene grandes dificultades para hacer una representación comprensible y crítica del mundo. El sujeto de la  posmodernidad deberá estar preparado para los cambios, para entender todas las interpretaciones que esta sociedad le brinde.
Educar a este sujeto es entender que debemos brindarle las herramientas para que desarrolle las capacidades para  relacionarse con un conocimiento que está en movimiento, que se va a modificar constantemente. Lo  aprendido pierde el valor de única certeza porque se irá transformando en algo nuevo, distinto pero este sujeto posmoderno ¿se adaptará a estos cambios?.

La posmodernidad hace que ingrese a las escuelas nuevos concepto: la diversidad, la inclusión, la equidad, y a los docentes como al sujeto ilustrado, nos aparta de nuestra zona de confort, ya que debemos pensar a en estrategias de enseñanza que promuevan el aprendizaje  de los estudiantes.

A MODO DE CONCLUSION

 


*      ¿Qué cambios reales han ingresado  a las escuelas a partir del sujeto posmoderno?
*      ¿El sujeto de cambios ha provocado alguna modificación en Sistema Educativo?
*      ¿Este Sistema Educativo ha podido reconocer ese sujeto de cambios?
*      ¿Esos conceptos que ingresan en los tiempos de la posmodernidad son entendidos por los docentes?
*      ¿A pesar de reconocer el nuevo contexto, seguimos pensando que el sujeto de aprendizaje adquiere el conocimiento de la misma manera que en la época de la modernidad?

Como lo expresé anteriormente, nuestra escuela surge en la pretensión ilustrada y moderna de ofrecer un espacio objetivo y neutral de igualdad de oportunidades, donde todos los individuos independientemente de su particularidad, ósea de su historia personal conformada por su origen económico, social, cultural o sexual puedan acceder a la cultura pública universal. Esto conduce al diseño de una institución pública, gratuita y obligatoria, que confía en la objetividad y asepsia de la racionalidad moderna como criterio con el que demarcar qué contenidos, valores deben formar parte de esa instrucción universal.
Actualmente debemos pensar en una escuela capaz de albergar la diversidad, una escuela en la que “la subjetividad humana se pierde en los mecanismos de la objetividad científica” (Vattimo, 1.996, p. 36).  Es pensar  en que debe exigir la suficiente independencia intelectual a los sujetos  para mantener una actitud crítica ante los influjos socializadores, así como para poder resistir y recrear cuando resulten necesarios los significados e ideas impuestas por la mayoría de la sociedad.
 Que el sujeto reconstruya, de modo relativamente autónomo, el conocimiento que le es dado. Un conocimiento que bien sea ofrecido en forma de conocimiento objetivo y verdad revelada, o bien sea ofrecido como catarata de información fragmentada que nos inunda por su diversidad y abundancia, sin ahogarse en él, debe ser capaz de darle una interpretación, reconstruirlo y organizarlo de manera crítica por parte del propio sujeto.
Ahora la cuestión está en qué si este Sistema Educativo, incluyendo a los docentes,  es capaz de preparar el escenario  adecuado para cambiar y satisfacer las necesidades de conocimiento de un sujeto que se fue constituyendo en base a una imagen que se proyectaba socialmente en un tiempo y espacio determinado.-






[1] HEIDEGGER, M., “La época de la imagen del mundo”, Anales de la Universidad de Chile, pp. 269-289 (especialmente de pp. 278 a 282 y los complementos "4" de pp. 283 a 284 y "9" de pp. 286 a 288).

[2]KANT, E., “¿Qué es la ilustración?”, en KANT, E., Filosofía de la historia, México, FCE, 1941, pp. 25-38.

[3] VATTIMO, G., La sociedad transparente, Barcelona, Paidós, 1990, “Posmoderno: ¿una sociedad transparente?”, pp. 73-87.